La Edad Media, Medievo o Medioevo es el de la POBLACIOMcomprendido entre el y el y con el
Actualmente los historiadores del periodo prefieren matizar esta ruptura entre y Edad Media de manera que entre los siglos se suele hablar de
tustitución del
eefinición de los medievales, en lo político para la descomposición de las estructuras centralizadas del que dio paso a una dispersión del poder; y en lo ideológico y cultural para la absorción y sustitución de la por las culturas
cristiana o (cada una en su espacio)
Suele dividirse en dos grandes períodos: Temprana o

Aunque hay algunos ejemplos de utilización previa, el concepto de
Edad Media nació como la segunda edad de la división tradicional del debida a (
Historia Medii Aevi a temporibus Constantini Magni ad Constaninopolim a Turcis captam deducta quien la consideraba un tiempo intermedio, sin apenas valor por sí mismo, entre la identificada con el arte y la cultura de la poblacion
de la y la renovación cultural de la edad moderna-en la que él se sitúa- que comienza con el RENACIMIENTO y ei humano. La popularización de este esquema ha perpetuado un erróneo: el de considerar a la Edad Media como una epoca oscurasumida en el retroceso intelectual y cultural, y un aletargamiento social y económico secular (que a su vez se asocia con el
feudalismo en sus rasgos más tal como se definió por los revolucionarios que combatieron el
Antiguo Régimen). Sería un periodo dominado por el aislamiento, la la , la superficiey el miedo alimentado por la inseguridad endémica, la violencia y la brutalidad de guerras e invasiones constantes y epidemias apocalípticas.
La monarquía germánica era en origen una institución estrictamente temporal, vinculada estrechamente al prestigio personal del rey, que no pasaba de ser un primus inter pares (primero entre iguales), que la asamblea de guerreros libres elegía (monarquía electiva), normalmente para una expedición militar concreta o para una misión específica. Las migraciones a que se vieron sometidos los pueblos germánicos desde el siglo III hasta el siglo V (encajonados entre la presión de los hunos al este y la resistencia del limes romano al sur y oeste) fue fortaleciendo la figura del rey, al tiempo que se entraba en contacto cada vez mayor con las instituciones políticas romanas, que acostumbraban a la idea de un poder político mucho más centralizado y concentrado en la persona del Emperador romano. La monarquía se vinculó a las personas de los reyes de forma vitalicia, y la tendencia era a hacerse monarquía hereditaria, dado que los reyes (al igual que habían hecho los emperadores romanos) procuraban asegurarse la elección de su sucesor, la mayor parte de las veces aún en vida y asociándolos al trono. El que el candidato fuera el primogénito varón no era una necesidad, pero se terminó imponiendo como una consecuencia obvia, lo que también era imitado por las demás familias de guerreros, enriquecidos por la posesión de tierras y convertidos en linajes nobiliarios que se emparentaban con la antigua nobleza romana, en un proceso que puede denominarse feudalización. Con el tiempo, la monarquía se patrimonializó, permitiendo incluso la división del reino entre los hijos del rey.
El respeto a la figura del rey se reforzó mediante la
sacralización de su toma de posesión (
unción con los
sagrados óleos por parte de las autoridades religiosas y uso de elementos distintivos como
orbe,
cetro y
corona, en el transcurso de una elaborada ceremonia: la
coronación) y la adición de funciones religiosas (presidencia de
concilios nacionales, como los
Concilios de Toledo) y
taumatúrgicas (
toque real de los reyes de Francia para la cura de la
escrófula). El problema se suscitaba cuando llegaba el momento de justificar la deposición de un rey y su sustitución por otro que no fuera su sucesor natural. Los últimos
merovingiosno gobernaban por sí mismos, sino mediante los cargos de su corte, entre los que destacaba el
mayordomo de palacio. Únicamente tras la victoria contra los invasores musulmanes en la
batalla de Poitiers el mayordomo
Carlos Martel se vio justificado para argumentar que la
legitimidad de ejercicio le daba méritos suficientes para fundar él mismo su propia dinastía: la
carolingia. En otras ocasiones se recurría a soluciones más imaginativas (como forzar la
tonsura -corte eclesiástico del pelo- del rey visigodo
Wamba para incapacitarle).
Los problemas de convivencia entre las minorías germanas y las mayorías locales (hispano-romanas, galo-romanas, etc.) fueron solucionados con más eficacia por los reinos con más proyección en el tiempo (visigodos y francos) a través de la fusión, permitiendo los matrimonios mixtos, unificando la legislación y realizando la conversión al
catolicismo frente a la religión originaria, que en muchos casos ya no era el
paganismo tradicional germánico, sino el cristianismo
arriano adquirido en su paso por el Imperio Oriental.
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